Llamada "piedra de oro" o "lluvia de oro "es el feldespato aventurino.

Es un tipo muy especial de cristal tratado, que se hace utilizando una técnica perfeccionada por la familia Miotti de Venecia en el siglo XVII. Sus orígenes estuvieron envueltos en leyendas y misterios; el folclore local lo relaciona incluso más allá de la epoca medieval y en una oscura orden monástica, que le dio el nombre de oro del monje.

Su otro nombre es "estelaria" y hace referencia a sus reflejos similares a las estrellas.
 
Para los budistas, la Lluvia de oro representa el hombre de oro (la piedra de Vishnu); para los Celtas, la luz cósmica; para la China, el sol imperial y para los hebreos, la piedra del gran padre.
 

Su cristal de fondo es sílice puro y tienen una estructura amorfa.

 

Contiene, no obstante , microscopicas esferas de cobre, y por lo tanto se puede considerar una manera útil de poner energía conductiva del cobre en contacto con el campo energético del cuerpo como un ducha centelleante de partículas.

En el plano físico, asegura el buen funcionamiento del sistema digestivo y activa el tránsito intestinal

Ejerce igualmente el efecto purificador de la sangre, ya que ella contiene hematita.

Protege también el sistema óseo, ya que posee calcio.

Si la colocas sobre el chakra sagrado (segundo chakra) desarrollará la sensualidad y la líbido.

Se le otorga el poder de absorber las energías negativas, está indicada para las personas con estrés nervioso y decaimiento por exceso de trabajo o enfermedad.

Se recomienda para aquellas personas que tienen miedo a hundirse y al perder el control, sirve para afrontar los miedos a cometer actos incontrolados.

A nivel mental y espiritual, la Lluvia de oro disipa toda melancolía y aporta calor, optimismo y alegría de vivir.

 

Es eficaz contra la falta de fuerza y las depresiones.

Aporta tranquilidad, paz del alma y nos transmite una actitud positiva.